La salud de los Papas
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Título: La salud de los papas
Autor: Nelson Castro
Editorial: Sudamericana
N° de págs.: 288
Idioma: Español
ISBN: 9789500764681

Comentario sobre el libro
«Nelson, tiene que escribir el libro de la salud de los papas. Empiece por mí. Le cuento mis neurosis.» Francisco Representantes de Dios en la Tierra, por siglos los papas han muerto en el trono hasta que, en los últimos años, diversas circunstancias pusieron en duda sus aptitudes para gobernar a causa del deterioro intelectual y físico. A un Juan Pablo II vencido por el Parkinson siguió la sorpresiva abdicación de Benedicto XVI. Fue Francisco quien buscó terminar con las intrigas palaciegas. Franqueándole al autor el mítico Archivo Vaticano y hablando él mismo, sin tapujos, sobre los dolores del cuerpo y los pesares del alma, hasta ahora tabúes, de un pontífice. De esta investigación inusitada surge un libro único. Revela -entre muchos otros secretos- la extraña muerte de Juan Pablo I a un mes de haber asumido, la negligencia que casi desangra a Juan Pablo II y los rumores del último cónclave, que buscaban desacreditar al candidato argentino aduciendo que solo tenía un pulmón. Nelson Castro, médico respetado y periodista de extensa trayectoria, entrevista a especialistas y testigos, indaga en libros, diarios y documentos celosamente resguardados y devela los misterios que rodearon las enfermedades papales, sus efectos dentro de la curia y las repercusiones en la vida de millones de fieles.

Referencias del autor
Nelson Alberto Castro (San Martín, Buenos Aires; 5 de abril de 1955) es un presentador, periodista y neurólogo argentino. Actualmente está al frente de Crónica de una tarde anunciada en Radio Rivadavia y de El Corresponsal en TN. También suele participar de Telenoche en eltrece.
Fuente: wikipedia.org

Médico neurólogo y periodista, el Dr. Nelson Castro vive desde chico en Villa Urquiza con su familia.
Médico neurólogo y periodista, el Dr. Nelson Castro vive desde chico en Villa Urquiza con su familia. En esta entrevista nos habla de sus paseos por el Parque Saavedra, de sus inicios en el periodismo deportivo y de su consagración como uno de los conductores más creíbles de programas políticos en radio.

Por Daniel Artola

-¿Desde cuando vive en Villa Urquiza?

-Desde 1960, tenía cinco años. Actualmente vivo al lado de la casa de mis padres. Realmente lo queremos mucho al barrio, tenemos un sentido de pertenencia muy fuerte.

-¿Dónde estudió?

-Hice la primaria y la secundaria en el Colegio Nuestra Señora de Luján, que está en el límite con Villa Pueyrredón. Y me gustaba ir al Parque Saavedra, donde jugábamos al fútbol. Durante muchos años el colegio nos llevaba a hacer educación física a lo que hoy es el Parque Sarmiento.

-¿Todavía queda en el barrio gente de esa época?

-Hay vecinos tradicionales. En realidad, hubo pocas mudanzas.

-¿Qué le cambiaría y qué le dejaría a Villa Urquiza?

-Le dejaría la gente y el estilo de vida. Me da la sensación de que la gente que ha venido vino en búsqueda de esa tranquilidad. Se ha desarrollado mucho la zona de La Siberia, con una posibilidad de confort muy fuerte y de un acceso a cualquier parte de la ciudad.

-Pese a sus ocupaciones, ¿tiene tiempo para caminar por el barrio?

-Poco, ante lo hacía más. A veces uno ve al barrio desde el auto.

-Volvamos a su etapa de jugador de fútbol vocacional. ¿Es verdad que alguien le dijo que tenía que pararse lo más lejos posible de la línea de cal?

-Sí, es cierto. Y tenía razón.

-¿Esta frustración lo llevó a iniciarse en el periodismo deportivo?

-Seguramente tuvo mucho que ver. Eso fue a los doce años y ya en la secundaria escribí en el periódico escolar. Después participé de muchas transmisiones deportivas de radio.

-¿Cómo derivó su carrera hacia el periodismo político?

-Cuando estudiaba en el Círculo de Periodistas Deportivos, la parte de periodismo general era muy buena y sentía que me interesaba mucho. Cuando volvió la democracia en el ’83 ingresé por concurso a Radio Municipal, pero me di cuenta de que me faltaba preparación para desarrollarme como quería. Entonces a través de una beca me fui a los Estados Unidos e hice un master de periodismo político que fue muy enriquecedor.

-¿Allí aprendió a trabajar con independencia y objetividad?

-Sí. Eso que aquí se discutía en un plano teórico lo vi en los hechos.

-¿Le costó imponer sus normas éticas en nuestro medio?

-Te diría que no, si bien hice una carrera más compleja. Hubo que vencer obstáculos. Había que imponer un estilo y ello llevaba tiempo. No fue fácil, pero lo pude hacer.

-Usted trabajó en radio con Mariano Grondona. ¿Cómo fue esa experiencia?

-Cuando volví de los Estados Unidos, Mariano Grondona empezaba a la tarde en radio El Mundo y estaba buscando un compañero. Se hizo una selección y fui elegido gracias, también, a la generosidad de Fernando Marín y Alberto Muney. Fue una buena forma de reinsertarme en el medio. Mariano estaba en una etapa de cambios que posibilitó una conjunción de ideales muy positivos para poder trabajar.

-Radio del Plata y Aeropuertos 2000 pertenecen a Eduardo Eurnekián. Usted desde este micrófono criticó el estado de los aeropuertos. ¿Le trajo algún tirón de orejas?

-Para nada. Se producen réplicas de lo que digo, pero no tuve problemas.

-¿Que opina de la existencia de los multimedios que manejan radios, diarios y canales de televisión?

-No me preocupan los multimedios, que existen en todo el mundo, sino la concentración en manos de unos pocos. El país necesita una ley para evitar los riesgos de este tipo.

-Usted también es neurólogo y estudioso de la música. ¿Descansa en algún momento?

-Afortunadamente, la necesidad de hacer muchas cosas en mi vida me llevó a generar una gimnasia que no me pesa.

-¿Donde se encuentran la medicina y el periodismo?

-Los dos tienen como destinatario al hombre. La experiencia médica me ha permitido conocer las necesidades del ser humano y encaro el periodismo desde ese aspecto fundamental. Muchas veces la política se olvida de que su fin es el hombre, no el poder.

-¿Su relación con el poder cambiará con la Alianza en el Gobierno?

-No lo sé. Yo seguiré siendo el mismo; ecuánime, sincero y franco como siempre.

-¿Sueña con realizarle un reportaje a Carlos Menem, dado que no le concedió nota alguna en estos diez años?

-No constituye ése un objetivo importante en mi vida desde hace muchos años. Lo digo como anécdota, nada más. Esta negativa de Menem a acceder a una charla ha generado un problema para él y su equipo de colaboradores. Me consta que algunos, como Raúl Delgado, trabajaron intensamente para que Menem reviera su actitud.

-Usted se confiesa un militante católico, pero no tiene reparos en criticar a los obispos, como en el caso del aborto. ¿Esta actitud le trajo distanciamientos y enojos?

-Como siempre dije, estoy en contra del aborto, pero no me siento capaz de condenar a nadie. Lo que me preocupa es una visión simplista y mal intencionada que ha hecho una parte de la Iglesia. Con su conducta de condenar termina haciendo muy poco por solucionar el problema.

-¿Cuál es su cable a tierra después de un día de trabajo?

-El contacto con la gente me reconforta y me permite estar en contacto con la realidad. También la lectura, sobre todo de historia, para reflexionar sobre ciertos hechos.

-¿Y qué papel tiene en su vida la música?

-La música me absorbe. Cuando escucho no puedo hacer otra cosa.

-¿Qué dejó Menem y qué trae De la Rúa?

-Menem dejó la transformación del Estado, que debió hacerse mejor; la estabilidad, que debió evitar la exclusión de muchas personas; y un país con una interesante inserción en el mundo, sin ser grandilocuente. Se solucionó el conflicto con Chile y se terminó con el servicio militar obligatorio. Pero también dejó una visión del poder autoritaria y hedonista. Y un país muy injusto donde a muy pocos les va muy bien y a muchos les va muy mal. De la Rúa trae un cambio en el manejo del poder, que será mucho más austero y transparente. Espero que traiga aciertos en la política socioeconómica.

-¿La convertibilidad posibilitará la creación de empleo?

-Es el desafío. Hoy, como están dadas las condiciones, salir de la convertibilidad generaría más problemas que soluciones.

-¿Qué lo hace reír?

-Me divierte el humor fino, inteligente. Después, a veces, me hace reír el grotesco. En la campaña hubo mucho de patético. Te diré que me divirtió patéticamente.

Fuente: entrevista de Daniel Artola para periódicodelbarrio.com.ar

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